top of page

Solo es un paso

Desde aquí arriba la ciudad parece otra, una inmensa red de luces de distintos colores forma un gran laberinto donde la gente nace, vive y muere.


De eso se trata al fin y al cabo, de morir y yo estoy a un paso de conseguirlo. Me parece mentira estar aquí arriba, asomado al vacío. Siempre he tenido miedo a las alturas, más que miedo respeto; no era algo enfermizo que me impidiera subir en ascensores o asomarme a una terraza pero cuando lo hacía sentía un vacío en el estómago, el vértigo, y por supuesto nunca he podido asomarme, como ahora lo hago, a ningún sitio que no tuviese protección.


Ahora no siento vértigo aquí subido, con el vacío a mis pies, no siento miedo, quizás sea porque el paso que voy a dar es el último que daré en esta maldita vida.


Miro hacia abajo y veo los coches pasar, no son más grandes que aquellos coches que me regalaban cuando era pequeño y que no me daba tiempo a coleccionar porque los rompía; con ese desarraigo que me ha caracterizado durante toda mi vida, esa falta de apego a cualquier cosa. Si lo pienso, es lo mismo que siento en estos momentos por mi vida. No necesito vivir, no me hace falta seguir en este mundo ocupando un lugar que podría ocupar otra persona, consumiendo un oxígeno que podría respirar alguien que se lo mereciera más que yo.


Abajo la gente pasa por la calle como pasa por la vida, ajenos a lo que está pasando aquí arriba, seguramente mañana cuando lean los periódicos o vean las noticias en la televisión se sorprenderán de enterarse que minutos después de pasar por este mismo punto, un loco se estampó contra el suelo en el mismo sitio que ellos pisaron.


Me estoy entreteniendo demasiado en dar el último paso… y eso no es bueno, pero se está tan bien aquí arriba. Nunca había estado a tanta altura en la ciudad, el aire es limpio, los ruidos de la calle llegan amortiguados y estoy rodeado de soledad, eso me ayuda a pensar. ¿Pero qué estoy haciendo?... ¡no debo pensar!... eso me distraerá, no quiero recordar nada que sea capaz de hacerme desistir de mi propósito, si pudiera haría que me lobotomizaran, que me arrancaran esa parte del cerebro donde anidan los recuerdos.


Dicen que cuando vas a morir la vida pasa ante tus ojos en un segundo; claro que nadie ha sido nunca capaz de aseverarlo, es uno de esos cuentos chinos, leyendas urbanas que se les llama ahora.


Acerco los pies al borde de la estrecha repisa intentando que parte de mi cuerpo esté en el abismo, arrastro despacio las puntas de los zapatos hasta hacerlas coincidir con el borde mismo de la losa, ahora mi vientre y mi pecho están fuera mientras que mis pies aún están dentro, miro hacia abajo… ¿Qué busco?... ¿acaso tener miedo?... ¿miedo a qué, a perder la vida, a sentir dolor cuando mi cuerpo impacte contra el suelo?... ¿Acaso el miedo al dolor me llevará a abandonar mi decisión?


Una vez que me deje caer ya no habrá marcha atrás, habré disparado una bala que no se puede recuperar; mi cuerpo caerá, será atraído por esa fuerza invisible que me mantiene aferrado a la tierra, caerá y caerá hasta que encuentre algo más denso que mi propio cuerpo que lo detenga.


Hace tanto tiempo que llevo meditando esta decisión, he pasado tantas noches en vela preguntándome que es lo que me mantiene aferrado a la vida y no he sido capaz de responderme. Y ahora que estoy donde quiero estar, ¿qué es lo que me retiene a dar el último paso?.


¿Por qué siento que se me eriza el cabello en la nuca?..., ¿por qué retiro mis pies buscando la seguridad que me conceden unos centímetros más de cemento?


¿Es posible que las células de mi cuerpo se nieguen a morir y dejan de obedecer las órdenes de mi cerebro?... ¿Querrán mis ojos seguir mirando la belleza, acaso mis oídos quieren seguir deleitándose con la música, o será mi boca la que desea volver a sentir el contacto cálido de unos labios?


Es posible que aún no esté preparado. Mi cerebro me dice que de el paso pero mi cuerpo no responde, se niega, es solo eso, un paso.


Tengo que pensarlo… lo dejaré para otro día.


Recent Posts
bottom of page