V'sss hacia el cielo
Me acabo de entrar de que ha fallecido Angel Nieto a causa del accidente que tuvo hace ocho días mientras conducía un quad por una carretera de Ibiza.
Lo primero que me ha venido a la mente son las imágenes de aquel muchacho bajito que corría por la pista para subirse la moto (porque en aquellos años los pilotos en la salida no estaban encima de la moto, sino que tenían que atravesar la pista corriendo para subirse a sus monturas). Después del lío de la salida y de las tomas de la televisión que no tenían ni la calidad ni los zoom que ahora utilizan, recuerdo que perdíamos la referencia, era la televisión en blanco y negro y los colores se confundían, además todos los pilotos usaban el mono de cuero negro con lo que localizar a Angel Nieto era muy difícil, pero ahí seguíamos, con la nariz pegada al televisor, casi aguantando la respiración y con el corazón agitado hasta que a la salida de una curva imposible, con la moto tumbada y la rodilla casi tocando el suelo, veíamos un casco blanco con dos inconfundibles marcas en forma de cejas negras, luego comprobábamos, aunque no hiciera falta, que el número que llevaba la moto pegado en el frente era el número 1 y sabíamos que ya estaba ahí, el primero y que irremediablemente ese sería el puesto con el que acabaría la carrera, así cada campeonato hasta cumplir los 12+1, como le gustaba decir a él en un intento de evitar el numero 13, el de la mala suerte según dicen algunos, esa mala suerte que no pudo evitar esa mañana en la que un coche le embistió por detrás.
No voy a decir nada aquí sobre este hombre del que ya se ha dicho todo, más que un hombre un héroe que se atrevía a correr a velocidades vertiginosas por un circuito montando una moto, que hoy día cuando la vemos, nos preguntamos como podían atreverse a subir en aquellos aparatos que solo se parecen a las motos que usamos hoy día en que tienen dos ruedas. Solo quiero dejar aquí mi homenaje al hombre que fue el primer culpable de que por mis venas entrara el veneno de las motos, que supongo que como a mí, a muchos de los que hoy nos subimos a nuestras máquinas con la intención de disfrutar de sensaciones distintas, especiales, quizás únicas. Es difícil describirlo si no lo sientes y no lo sientes si no lo haces, si no perteneces a este mundo de paisajes, de curvas, de asfalto, de olores, de solidaridad, de amistad y de simpatía.
Solo nos queda decir que descanse en paz el campeón, saludarle levantando el brazo hacia el cielo, cerrando el puño y abriendo los dedos índice y corazón, nuestro saludo motero, ese que nos intercambiamos cuando nos cruzamos en la carretera y desearle que tenga mucha suerte en su nueva ruta.