Octubre
Sigue lloviendo aún y se me agita
un caballo de arena en la garganta.
Después de todo tengo la piel entristecida
y un cansancio antiguo ciñéndome los huesos.
Pero acaso tu boca
traiga un tacto de hierba,
un perfil de silencios,
un resplandor tenaz e inevitable
que me vista de espumas,
que me enrede el aliento
en esta tarde dulce de cipreses,
en la que va bajando octubre por mi cuerpo.